Cuanto tiempo ha pasado. Leo mi perfil y veo cuanto he cambiado.
Si ahora tuviera que darme un consejo sería: respira más fuerte, vive mejor, quierete más. Llora cuando tengas ganas, y hazlo bien, pero no durante mucho tiempo, porque mientras lloras no puedes observar, el mundo se para, y solo lo hace para tí.
Me gustaría ser una persona radiante, y en pocos y valiosos momentos lo soy. Pero la mayoría del tiempo me ahogo, grito, lloro. Tengo un nudo por dentro, retorcido y tan desgastado que no puedo deshacer, que ya no intento deshacer. No me gusta ser así, y no quiero serlo.
Creo que siempre se está a tiempo de tomar un buen consejo, así que intentaré respirar más fuerte, vivir mejor y quererme más.
Pd: he vuelto. Intentaré quedarme.
Hay muchos tipos de corazones. Corazones pequeños, corazones grandes, blandos o duros... hay corazones de hielo y corazones de hierro. Que ríen o lloran. Que aman y odian. Condenada a vivir con corazones que no comprenden el mío, aquí está. Mi corazón lleno de palabras no pronunciadas. Desnudo y sincero, como nunca nadie lo conocerá.
viernes, 27 de julio de 2018
lunes, 25 de mayo de 2015
Y la chica sin nombre flotó...
Y flotó. Durante un solo instante,
durante toda la eternidad. No le importaba. Ahora
pertenecía a ese lugar.
jueves, 21 de mayo de 2015
Confesiones.
Y aquí me hallo. En un autobús, camino a casa. De fondo suena una canción de Kiss, suerte la mía. Y me pregunto cuál es la sensación que no puedo describir. ¿Desidia quizá? No sé si quiero volver. No sé si quiero quedarme. Está siendo un buen año. A mi vida han llegado personas nuevas. Personas necesarias. Pero no solo eso, también he descubierto una sensación nueva. De pertenencia. De estar en el sitio adecuado. Como si ahí debiera estar desde siempre, como si fuera eso lo que buscaba. ¿Entonces... qué? ¿Realmente he encontrado mi lugar?
sábado, 16 de mayo de 2015
Caos.
Y ahora es el preciso instante en que
me da por llorar.
Y qué sé yo por qué.
Quizá me he hecho mayor,
quizá todo lo contrario.
Puede que esté enamorada, o que me haya
desenamorado del mundo.
Quien sabe. Este mundo es casi tan raro como
lo soy yo. Y tan duro, tan feo... Y hermoso.
No sé si llorar de
felicidad o de tristeza.
Llorar porque estoy viva, o porque en
realidad no vivo lo suficiente.
Porque soy feliz, o porque intento
convencerme a mí misma.
Porque no comprendo este mundo, o porque
este mundo no quiere comprenderme.
En el equilibrio está la
perfección. O eso dicen. Creo que comienzo a entenderlo. La forma en
que el desorden se convierte en mi orden perfecto. El modo en que
todo se desordena, el caos me invade, me despierta, me revive.
miércoles, 7 de enero de 2015
Me dueles.
Amor. Dulce palabra. Amarga verdad. Pues, ¿que es el amor si
no otra forma más lenta de muerte? Y no me refiero a las películas románticas que me hacen vomitar arcoiris, en las que la vida es un musical y nunca llueve, me refiero a lo que hay detrás. Nadie nos
prepara para lo que nos espera después de esas películas. Nadie nos habla de lo
que se siente al ser rechazado, al ser usado, al ser nada. Nadie nos cuenta
que, algún día, miraremos a alguien y ese alguien no nos verá realmente, que
seremos como el humo, que pasaremos y no dejaremos rastro. Que no existe eso
del amor a primera vista, que no existe tal cosa como las almas gemelas, y que
no, que no soy ninguna media naranja. Que nos parecemos más a limones, pues eso
es lo que hace el amor, vuelve nuestra vida ácida, la amarga, y qué sé yo. Y no sé
porque hablo del amor, si yo no creo en él. Y yo no se por qué no creo en él, si
una vez fui una de las muchas que cayó en su devastadora red.
Y qué grandioso sería volver al simple me quiere, no me
quiere deshojando una margarita. Y qué bonito sería coger otra margarita y
empezar de cero cuando el resultado no es el esperado. Pero no somos
margaritas, y aún así nos herimos con cada No me quiere y perdemos los
pétalos con cada lágrima, con cada historia inconclusa, con cada falso Me
quiere.
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