Y ahora es el preciso instante en que
me da por llorar.
Y qué sé yo por qué.
Quizá me he hecho mayor,
quizá todo lo contrario.
Puede que esté enamorada, o que me haya
desenamorado del mundo.
Quien sabe. Este mundo es casi tan raro como
lo soy yo. Y tan duro, tan feo... Y hermoso.
No sé si llorar de
felicidad o de tristeza.
Llorar porque estoy viva, o porque en
realidad no vivo lo suficiente.
Porque soy feliz, o porque intento
convencerme a mí misma.
Porque no comprendo este mundo, o porque
este mundo no quiere comprenderme.
En el equilibrio está la
perfección. O eso dicen. Creo que comienzo a entenderlo. La forma en
que el desorden se convierte en mi orden perfecto. El modo en que
todo se desordena, el caos me invade, me despierta, me revive.
No hay comentarios:
Publicar un comentario